Qué  se dice

Qué  se dice

Vivir en una torre.-  Erguidas y arrogantes, modernas y esplendorosas, le han dado un perfil cosmopolita a la Capital, y no son pocos los que envidian a los afortunados mortales que pueden disfrutar del privilegio de vivir en una de esas lujosas torres que acarician sin pudor nuestro cielo tropical. Pero después de leer las opiniones del presidente del Colegio Dominicano de Ingenieros,  Arquitectos y Agrimensores (Codia), quien afirma que la mayoría de esas torres y muchas otras edificaciones en todo el país no resistirían un sismo fuerte debido a que fueron construidas sin observar el código sísmico resistente, actualmente en vigencia, la cosa cambia. Y aunque no deja de sorprender que el ingeniero  Domingo Tavera Ulloa haga una afirmación tan terrible y dramática y se quede tan tranquilo con quien describe una puesta de sol, sorprende todavía más que  tantas edificaciones  exhiban “patologías” tan peligrosas que podrían colopsar en caso de un sismo de cierta magnitud, como  ocurrió en Chile, Turquía y México, y el Ministerio de Obras Públicas no esté haciendo nada por corregirlas o por obligar a sus propietarios y constructores a que las corrijan. Siempre se podrá decir, para justificar esa inacción casi suicida, que el dominicano solo pone el candado después de que le roban, pero me cuesta creer que seamos  tan indolentes que  esperemos  a que ocurra –Dios nos libre– una gran catástrofe para tomarnos en serio esa amenaza. 

  Designio fatal.- Sin ánimo de parecer irreverente o de querer meterme en pleito ajeno quiero decir aquí que antes que Dios o el tribunal de la  Historia las acciones  de los principales líderes del PRD, Hipólito Mejía y Miguel Vargas Maldonado, serán juzgadas por los perredeístas, víctimas   del hecho trágico de pertenecer a un partido que, como en los mitos griegos, está fatalmante condenado a ser devorado por sus propios hijos.

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