Torturas en la PN- Si algún ingenuo creyó que en tiempos del Plan de Seguridad Democrática y Barrio Seguro, en los que la Policía realiza intervenciones en lugar de allanamientos y redadas, serían cosa del pasado prácticas tan bárbaras y antidemocráticas como la tortura y las ejecuciones extrajudiciales (por cierto: ahora los famosos intercambios de disparos se llaman, engañosamente, acciones legales), el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos acaba de recordarle que estaba completamente equivocado. El doctor Manuel María Mercedes informó ayer en rueda de prensa que en este 2012 que apenas recién comienza ha recibido denuncias comprobadas de torturas de ciudadanos a manos de la Policía Nacional, que en tan pocos días ya ha matado a por lo menos diez personas en circunstancias cuestionables. Según el activista de los derechos humanos esas torturas, utilizadas recurrentemente para obtener confesiones, consisten en estrujar cebolla cruda en los ojos de los interrogados, colocarles una funda plástica en la cabeza para provocarles asfixia, hincarlos en palos de escoba o propinarles golpes con guantes o toallas para no dejar huellas del maltrato en sus cuerpos, advirtiéndole al jefe de la institución, el mayor general José Armando Polando Gómez, que si no toma las medidas de lugar para detener esos abusos recurrirá a los organismos internacionales para denunciarlos. Es una gran pena, y también una gran vergüenza, que haya que utilizar el cuco de los organismos internacionales de derechos humanos para tratar de obligar a la Policía Nacional a que ciña sus actuaciones a lo que establece la ley y, sobre todo, que respete los derechos ciudadanos que consagra la Constitución.