¿Solidaridad o complicidad?.- Cien por ciento de acuerdo con la fiscal del Distrito Nacional, Yenni Berenice Reynoso, cuando afirma que los miembros del Ministerio Público están obligados  a ser ejemplos de buen comportamiento, sobre todo en lo que se refiere al respeto a las leyes y a las más elementales normas de convivencia social, a propósito de la situación por la que atraviesa un fiscal adjunto al que su esposa denunció por violencia de género. Pero tal vez a la funcionaria se le olvidó puntualizar, al hacer esa aseveración tan categórica, que tan condenable es que un fiscal adjunto   maltrate a su pareja como que otros miembros del Ministerio Público se presten a encubrir esas agresiones no dándole curso a las querellas presentadas por la mujer maltratada o simplemente no haciéndole caso. Cinco veces alega la agredida que se querelló en la fiscalía de la provincia Santo Domingo contra su maltratador y nunca le dieron curso a ninguna de esas querellas, y si hoy la opinión pública conoce de su  situación ha sido porque el agresor, actualmente suspendido en sus funciones, se extralimitó la noche del pasado sábado cuando disparó varias veces contra el vehículo de la persona que fue a dejarla en su casa, hecho que  la agredida prefirió denunciar en el   programa de Alicia Ortega. Conociendo la corta pero intensa trayectoria de la joven fiscal no tengo dudas de que, en este caso en particular, querrá dar un buen escarmiento al funcionario  que ha dado tan mal ejemplo, pero sería hasta cierto punto injusto no tomar en cuenta que   ese fiscal adjunto llegó tan lejos en sus agresiones y maltratos  a su compañera gracias a la mal entendida solidaridad (no faltará quien prefiera utilizar, por considerarla más apropiada, la palabra complicidad) de sus compañeros y supervisores.