¿Mano dura?
Mientras el Director de Prensa de la Presidencia –Rafael Núñez–ofrece garantías de que el gobierno actuará con «mano dura» contra los especuladores, para lo cual se estudian una serie de medidas y acciones, los periódicos hablan de las quejas que se siguen produciendo en comercios y supermercados por las alzas de precios en productos de la canasta familiar. ¿Será tan dura esa mano como para poner fin al caos que gobierna en un sector que, como otras tantas veces, aprovecha el clima de confusión general para servirse con la cuchara grande a costa de sus conciudadanos? ¿Serán tan drásticas y ejemplarizadoras las acciones que se tomen contra los especuladores como para que se acabe, por un buen tiempo al menos, tanto desafuero y oportunismo? Con un PLD al que le han colgado, merecida o inmerecidamente, la etiqueta de flojo o blandengue, y un Presidente al que no se le conoce precisamente por su vocación para el pleito y la confrontación no hay muchas esperanzas de sentir el peso justiciero de esa «mano dura» poniendo las cosas en su lugar, pero a lo mejor sorprenden a un pueblo que hace tiempo quiere ver un gobierno dispuesto a empantalonarse en defensa de los intereses de la mayoría.
Los pies en la tierra
Solo se puede estar ciento por ciento de acuerdo con el Procurador General de la República, el doctor Francisco Domínguez Brito, cuando afirma que los que realizan disparos al aire son criminales y que por lo tanto deben ser castigados con la pena máxima. Ocurre, sin embargo, que para estar en capacidad de aplicar todo el peso de la ley contra esos criminales de alegre gatillo hay primero que apresarlos, instrumentarles cargos como se dice ahora, y someter esos expedientes –con todos los periquitos que exige el Código Procesal Penal– a la consideración de un juez. Para eso todavía falta mucho, como muy bien sabe el Procurador, empezando por los equipos que permitan crear un registro balístico de las armas en manos de la población amparadas en un permiso legal, pero también reducir de manera drástica la enorme cantidad de armas ilegales en las calles, sobre todo en manos de delincuentes y otras alimañas, y de ahí en adelante a Dios que reparta suerte. Por supuesto, seguimos ciento por ciento de acuerdo con el doctor Domínguez Brito sobre el castigo que merecen los que disparan al aire, pero siempre es bueno tener los pies sobre la tierra.
Petición
Hay que sumarse a la petición que hace el presidente del Comité Dominicano en el Exterior, Máximo Padilla, al juez de la Junta Central Electoral Nelson Pantaleón, para que este identifique a los sectores que intentan boicotear las próximas elecciones, aunque solo sea para intentar poner fin a una práctica que se ha convertido en aliada eficaz de la impunidad o, en el mejor de los casos, en cómplice por omisión de los mil y un desmanes que se han fraguado contra este país y sus endebles instituciones. El doctor Pantaleón tiene derecho, al igual que sus colegas, a pelear por el presupuesto que crea justo y necesario para cumplir a cabalidad con la responsabilidad que se le ha confiado, pero si no va a mencionar con sus nombres y apellidos a quienes planean —según su denuncia– un atentado tan grave contra la democracia dominicana que hable ahora, como dicen en las bodas, o que calle para siempre.