Qué se dice

Qué se dice

Orgullo herido.- Siempre se ha dicho que el beisbol es –¿o debería decir “era”, luego del estrepitoso fracaso del equipo dominicano en el Clásico Mundial?– uno de nuestros grandes motivos de orgullo, pero ocurre que de un tiempo a esta parte  las cosas han cambiado radicalmente, pues los escándalos por el uso de esteroides en los que se han visto envueltas algunas de nuestras estrellas  y la falsificación de la edad de nuestros prospectos le han hecho mucho daño a su imagen a nivel internacional.

El desastroso desempeño de nuestra representación en el Clásico, que ha herido de muerte el orgullo nacional, solo ha venido  a rebosar la copa, sobre todo después de haberse filtrado a los medios informaciones dando cuenta del comportamiento poco deportivo de muchos de nuestros representantes y, más que nada, de la falta de seriedad y sentido de compromiso con que asumieron esa representación. 

Vivimos tiempos difíciles,  tiempos en los que la palabra crisis siempre está a flor de labios, y resulta mas que evidente que el beisbol y sus protagonistas –nuestros admirados ídolos– no han podido escapar a esa vorágine. Ignorar esa realidad o darle las espaldas (esta es la hora en que nadie ha salido a dar una explicación de lo ocurrido con el equipo dominicano, así sea a título de  excusa o de insuficiente consuelo; ¿ni siquiera eso merece  una fanaticada tan devota como consecuente?) no le hace bien al llamado pasatiempo nacional ni a nosotros como país ni como sociedad, obligados como estamos a preservar  a como dé lugar un patrimonio –el beisbol nuestro de todos los días–  que nos ha dado tantas alegrías y satisfacciones, pero que igualmente  nos ha hecho sentir tan orgullosos de lo lejos y lo alto que  han llevado la dominicanidad, con su calidad extraordinaria,  nuestros peloteros.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas