Qué se dice

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Fogaraté
Si la decisión del Ejecutivo de seguir cobrando la comisión cambiaria indujo a sectores del Congreso Nacional a sospechar que el gobierno intenta boicotear –abierta y deliberadamente– su propio Presupuesto, la exclusión de cerca de mil Organizaciones No Gubernamentales, una gran cantidad de ellas auspiciadas por legisladores perredeístas y reformistas, ha terminado de convencer a esos sectores de que esas sospechas andaban bien encaminadas. Con razón Alfredo Pacheco, presidente de la Cámara de Diputados, acusó al gobierno de regar fogaraté en el Congreso, la mejor manera que encontró, y también la más gráfica, de ilustrar el impacto provocado por esa exclusión en el ánimo de sus compañeros, que durante la sesión del martes pasado descargaron toda su artillería verbal contra algunos funcionarios, que si bien no entienden directamente responsables de su desgracia sí tuvieron «la suerte» de ser incluidos en la tómbola presupuestal. A uno de esos dichosos servidores públicos, muy cercano al presidente Fernández, no solo se le citó por su nombre y apellidos, sino que se le recordó también un asuntito muy feo que tiene pendiente con la justicia. Así de caldeados estuvieron los ánimos.

Competencia desleal

Lo irónico del caso es que el fogaraté del que habla Pacheco alborotó también, y de muy mala manera, a legisladores oficialistas, como fue el caso de la diputada peledeísta Isabel Bonilla, quien se quejó a viva voz, en pleno hemiciclo, de la injusticia en que incurrieron quienes elaboraron la pieza, que destinaron menos recursos a legisladores que «se fajan» a defender los proyectos del gobierno desde sus curules que a instituciones apadrinadas por funcionarios cuyo único mérito ha sido estar bien cerca de la repartidera, y ya se sabe que quien parte y reparte se queda siempre con la mejor parte. ¿Competencia desleal entre compañeros?

De versiones y conspiraciones

Nadie quisiera caer en el atrevimiento, rayano en la impertinencia, de intentar trazarle pautas a los organismos de seguridad del Estado, sobre todo si está en juego algo tan sagrado como la seguridad personal del Presidente de la República. Pero si bien es cierto que las explicaciones ofrecidas por el director de Prensa de la Presidencia, Rafael Núñez, a la decisión del presidente Fernández de suspender a último minuto su recorrido por la zona noroeste del país resultan flojas y muy poco convincentes, la versión del atentado contra el mandatario que perpetraría el candidato presidencial haitiano Guy Phillipe, puesta a circular con profusión por la siempre activa y eficaz Radio Bemba, es definitivamente risible. Resulta obvio, sin embargo, que «eso es más corto o más largo», como decía la gente de antes cuando desconfiaba de las explicaciones ofrecidas a determinados acontecimientos o situaciones, lo que aplica perfectamente a la sorpresiva decisión del mandatario, que cuesta creer obedeciera a una reacción tardía a la crítica del cardenal López Rodríguez al proselitismo navideño del presidente Fernández, pero mucho menos a la presencia de un personaje que no está en capacidad de asustar a nadie de este lado de la frontera.

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