Pequeñas grandes obras.- Lo que le están reclamando al Gobierno la sublevada población de La Yagüita de Pastor, los choferes del Este del país que anunciaron una huelga para mañana jueves, así como las levantiscas comunidades diseminadas a lo largo de la Línea Noroeste son obras menudas, pequeñas, irrelevantes en términos presupuestarios, pues no precisan de cifras astronómicas, de esas que producen vértigo, para su materialización.
Son las pequeñas obras (reparación de carreteras, pavimentación de calles, construcción de viviendas, rehabilitación de canales de riego y un largo etcétera de carencias y necesidades que han venido engrosando eso que ahora llaman deuda social) que para muchas de nuestras comunidades, sobre todo en el interior del país, hacen la gran diferencia, pues son las que tornan sus vidas más llevaderas y, sobre todo, las que las hacen sentir que los gobiernos se acuerdan de su existencia, de sus aspiraciones por tener una vida mejor, pues también tienen derecho al progreso, a la modernidad y a ir p lante.
El gobierno debe recuperar su capacidad de estar presente con una pequeña pero útil obra allí donde sea necesaria su mano constructora y diligente, si es que quiere ahorrarse las recurrentes protestas que de cuando en cuando brotan en alguna comunidad en cualquier punto de nuestra geografía, para lo cual sus residentes no necesitan ni al PRD ni a ningún otro partido político aunque los corifeos del gobierno se empeñen en demostrar lo contrario.
Sabido es que en la Capital es donde se hacen los cheques y se construyen las mega obras, verbigracia el flamante Metro de Santo Domingo, pero resulta tremendamente injusto que el resto del país no reciba ni siquiera las sobras de la gran fiesta del progreso de la que disfrutamos.