Ganancia de pescadores. Nadie debe extrañarse o sorprenderse, en la lógica oportunista de la política criolla, de que gobierno y PLD aplaudan gozosos y sin ningún disimulo el despelote en el que degeneró la convocatoria del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) hecha por el PRD que capitanea Miguel Vargas Maldonado y su tropa, pues son los beneficiarios directos del descalabro del principal partido de oposición. Pero propiciar que eso ocurra con maniobras y manipulaciones puede calificarse, como bien lo define el miembro titular de la Junta Central Electoral Eddy Olivares, como un crimen, pues se está atentando contra la democracia misma.
Quienes por ambición política o miedo a eventuales persecuciones judiciales (no olvidemos que el expresidente Mejía prometió en la campaña electoral enviar a la cárcel a los corruptos de los gobiernos peledeístas) juegan a destruir al PRD están haciendo una apuesta arriesgada y muy peligrosa, sobre todo si en el intento destruyen la credibilidad de una institución que, como el Tribunal Superior Electoral, es fundamental para el buen funcionamiento del sistema de partidos, pues nadie está obligado a respetar las decisiones de un árbitro que ha dado claras señales de estar parcializado.
Habló la Gallup. Los que llevan anotaciones deben poner mucha atención a los siguientes numeritos, muy oportunos a propósito de la situación que vive el perredeísmo: según la encuesta Gallup-Hoy, el 54% de los encuestados que dijeron simpatizar con el partido blanco culpa al ingeniero Miguel Vargas Maldonado de la crisis por la que atraviesa la organización, en tanto solo el 9% responsabiliza al expresidente Hipólito Mejía.
Eso tal vez explique que Vargas Maldonado y sus institucionales le huyan como el Diablo a la cruz a la celebración de una convención nacional que permita a las bases decidir el futuro del PRD.