Reelección.- Justo cuando los analistas del patio empezaban a ponerse de acuerdo para ver señales que indicaban un debilitamiento de la causa reeleccionista, el presidente Leonel Fernández nombró en la CAASD al más visible, notorio y declarado promotor de su repostulación, el ingeniero Freddy Pérez, quien hasta el momento de su sorpresiva designación despachaba desde una oficina en el Palacio Nacional.
Pero es tanta la confusión que reina alrededor del tema, que nadie ha podido ponerse de acuerdo a la hora de interpretar el significado de ese sonado nombramiento, pues unos y otros, reeleccionistas y anti reeleccionistas, lo ven del color que les conviene. El principal culpable de toda esa confusión, desde luego, lo es el presidente Fernández, a quien le bastaría un solo gesto, una sola palabra, para detener de inmediato todos esos aprestos, pero sería injusto cargarle todo el peso de la culpa al silencio consentidor del mandatario, que algunos ya se han ocupado de explicar y otros de justificar, pues esa responsabilidad debería compartirla con algunos de sus corifeos.
El caso más patente y patético es el del senador por Santiago Julio César Valentín, quien en su condición de presidente de la Cámara de Diputados capitaneó, junto a Reinaldo Pared Pérez, el arduo y trabajoso proceso que concluyó con la reforma a la Constitución, que claramente prohíbe la reelección consecutiva del presidente Fernández o de cualquier otro, por lo menos mientras se encuentre vigente. ¿Cómo es que ahora resulta, según Valentín, que no existe ningún impedimento para su reelección? Son tantos, y tan conocidos, los males atribuíbles al continuismo que enumerarlos aquí sería no solo ocioso sino también redundante, pero este nuevo capítulo de esa historia interminable nos ha servido al menos para conocer la verdadera naturaleza de nuestros políticos, unos por haber sacado las uñas antes de tiempo y otros que se quitaron definitivamente la careta.