¿Y ahora?- Desde que la comisión designada por el presidente Leonel Fernández para examinar los Textos Integrados hizo pública su recomendación de que había que adecuarlos al currículo vigente, desestimando su utilización en las aulas hasta tanto se produzcan esas necesarias adecuaciones, rondan en mi cabeza un montón de preguntas que quisiera compartir con ustedes, mis queridos lectores, que a lo mejor se han hecho las mismas interrogantes. ¿Cuánto le costará al erario reelaborar esos textos, en cuya implementación se calculó invertir poco mas de RD$700 millones?
¿Qué pasará con los que ya están en uso? ¿Y con los recursos tecnológicos que sirven de soporte y complemento a los textos (televisores plasma, computadoras, inversores, proyectores, etc.) y para cuya adquisición se diseñó un presupuesto de RD$650 millones? ¿Cómo resarcir a los estudiantes el tiempo perdido en la aplicación de un nuevo modelo para el que no están preparados ni los maestros ni los alumnos? A estas alturas ya debe saber la nueva ministra de Educación, la profesora Josefina Pimentel, que uno de los grandes retos que tiene por delante es salvar la cuantiosa inversión hecha en los textos integrados, evitar que todo ese dinero se vaya por el sumidero, y la mejor manera de hacerlo es ponerse a trabajar a toda marcha, sin mirar hacia atrás (al hecho pecho), en su adaptación al currículo vigente, para que puedan ser utilizados y aprovechados para el que fue siempre su propósito, que por cierto nunca estuvo en discusión: provocar la revolución que nos saque de los vergonzosos últimos lugares que como país ocupamos en los rankings mundiales de educación.