Qué se dice

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 Al rescate de Herrera.- El sector de Herrera, en Santo Domingo Oeste, continúa en el ojo del huracán a causa de la violencia que genera en el sector el microtráfico  de drogas, cuyo control se disputan a balazos las bien armadas bandas que se han adueñado de sus calles.

Precisamente la muerte   de tres de esos pandilleros en menos de 24 horas, en lo que parece un recrudecimiento de  la guerra entre bandas rivales, motivó un operativo  sin precedentes en la zona, en el que participaron  la Procuraduría General de la República, que lo encabezó, la Policía Nacional y la DNCD, en el que se realizaron 17 allanamientos. ¿Resultado? El decomiso de drogas narcóticas, armas de fuego, dinero en efectivo,  y pertrechos militares, así como  el  apresamiento de  los familiares cercanos de uno de los cabecillas de las bandas enfrentadas.

La acción constituye, a no dudarlo, un claro y contundente mensaje a los narcotraficantes de Herrera de que la autoridad está en disposición de enfrentarlos con todo el peso de la ley, mensaje que de seguro también le llegó a sus atemorizados moradores, que  alientan la esperanza de recuperar la  tranquilidad perdida.

Pero  ese aparatoso  despliegue de fuerza y autoridad (se utilizaron 21 fiscales y 200 agentes) será completamente inútil sino se enfrenta también, y con igual contundencia, el factor más inquietante del serio problema de seguridad pública que representa el auge del microtráfico en Herrera y la violencia que lo acompaña:  la complicidad  de agentes de la Policía  y la DNCD con las bandas que controlan el microtráfico en la zona, a las que no solo ofrecen protección a través del cobro de un peaje sino que también las proveen de armas, pertrechos y hasta les  sirven de guardaespaldas a sus jefes y sus mujeres.

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