Qué se dice

Qué se dice

Ventrílocuos.  Hace unos días el ingeniero Radhamés Segura rehusó responder, a instancias de los periodistas,  las duras críticas del empresario Celso Marranzini a su gestión, y ya sabemos porqué: con tan buenos chapulines  tiene de sobra quien lo defienda,  y de qué manera. Varios diputados peledeístas, encabezados por el vocero de la bancada Domingo Páez, “rellenaron” –para decirlo en buen dominicano– al ex presidente del Conep, al que acusaron incluso de operar de manera ilegal una empresa distribuidora de electricidad con la que  ha obtenido, dicen, beneficios millonarios.

Ustedes que me leen y yo que les escribo estamos obligados, porque se cae de la mata, a hacernos la misma pregunta ¿Fue gracias a las críticas de Marranzini  que esos legisladores descubrieron la existencia de esa generadora “ilegal”  o solo la sacan  a relucir como respuesta a esas críticas? El ingeniero Segura, un hombre muy locuaz que, dicho sea de paso, no necesita ventrílocuos que hablen en su nombre, debería explicar, con sus propias palabras, una cuestión de su absoluta incumbencia y que nada tiene que ver con los cuestionamientos que le llueven desde el sector empresarial, como lo es el extraordinario crecimiento de la empleomanía de las empresas eléctricas estatales durante los últimos cuatro años (de 5,802 empleados en febrero del 2004 a 8,862 a febrero de este año), según informaciones suministradas  por el ingeniero Bernardo Castellanos.

Si lo que describen esos números se corresponde con la realidad (Castellanos dice haber  extraído sus datos del Informe sobre el Desempeño del Sector Eléctrico febrero 2009), hay que concluir, aunque  a Segura no le guste ni tampoco a sus ardientes defensores,  que Marranzini tiene más razón que el carajo.

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