Qué se dice

Qué se dice

Aduanas se empantalona-  La única forma  de lograr que el robo de alambres deje de ser un buen negocio, y por lo tanto pierda atractivo para los ladrones, es si una vez robados nadie se atreve a comprarlos, procesarlos o exportarlos, pues el castigo que  recibiría –cierre temporal de la empresa, pérdida de licencia de operación, multa, cárcel, etcétera.– lo desaconseja, a menos que se quiera perder lo mas por lo menos, como suele decirse popularmente.

Una fórmula tan simple, empero, nunca ha podido ser aplicada  en procura de detener  el robo de alambres eléctricos y telefónicos, un verdadero dolor de cabeza que ha provocado pérdidas millonarias a las empresas del ramo, probablemente por falta de voluntad y coraje suficientes para tomar el toro por los cuernos y someterlo al imperio de la ley y la autoridad. Parece, sin embargo, que la Dirección General de Aduanas ha dicho basta ya,  decidida a poner punto final a una actividad ilícita que nos  ha colocado en una privilegiada lista –sin producir un gramo de cobre, que conste– junto a Chile y otros países productores y exportadores del valioso metal, pero que nos ha dejado también sin tapas de alcantarillas,  provocando  la desaparición de las tarjas de metal de plazas, monumentos y estatuas y paro de contar.

Es de esperar, tomando en cuenta el impulso conque arrancó, que Aduanas continúe adelante con sus operativos de inspección a las metaleras, cerrando aquellas a las que se ocupe y compruebe que compraron material robado, para que el mensaje pueda llegar clarito, sin distorsiones,  a todos y cada uno (desde los que  desmontan los alambres  de los postes, hazaña impropia de rateros,  hasta los que los embarcan ya procesado  en furgones con destino a China)  de los que forman parte del lucrativo y bien organizado  negocio.

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