Qué se dice

Qué se dice

Un museo para el Perínclito.-  ¿Quién  garantiza que el museo que se ha propuesto construir en San Cristóbal sobre la Era de Trujillo no se convertirá en una forma de exaltación solapada a su odiosa figura y su repudiable forma de gobernar este país durante treinta largos años? ¿Quién evitará que termine convertido   en lugar de peregrinación, en una especie de santuario,  de los incurables nostálgicos de la tiranía y su implacable “mano dura” que tanta sangre derramó?

¿Cómo evitar que la figura del Perínclito, cuyo cadáver sería traído desde Madrid, España, para reposar  en su suelo natal, se convierta en un referente válido y justificable en una sociedad cada vez más desengañada de los políticos que han depredado sin medida ni clemencia el erario, mientras siguen sin resolver nuestros problemas fundamentales y eternos?

Tal y como nos lo ha vendido el diputado perredeísta  por San Cristóbal  Leivin Guerrero, quien ha hecho suya la conocida expresión de que los pueblos que no conocen su historia  están condenados a repetirla para promover y justificar su iniciativa, no tengo nada que objetar a ese museo, que al decir de  su ideólogo estaría regenteado por un patronato que encabezaría   el Ministerio de Cultura, pues talvez sea conveniente y provechoso mantener abierta esa dolorosa herida como un permanente recordatorio de que una dictadura como la de Rafael Leónidas Trujillo Molina no puede, ni debe, volver a repetirse jamás. Pero conociéndonos como nos conocemos, tan probada y demostrada nuestra capacidad para dañarlo todo, empezando por los buenos propósitos como los que en esta ocasión animan al legislador perredeísta, cumplo aquí con mi obligación  de advertir sobre los riesgos y peligros  a los que nos exponemos si le damos p´lante a ese  invento.

Publicaciones Relacionadas