Qué  se dice

<P>Qué  se dice</P>

Otro cuento de regidores.- Erase una vez una   niña que a pesar de haber fallecido en 1954 fue electa regidora por el municipio de Esperanza en las elecciones del 2006. ¿Que cómo se produjo ese milagro? De la misma manera  que  narcotraficantes y delincuentes, incluídos ciudadanos extranjeros perseguidos por la Interpol, se agencian  cédulas de identidad  a nombre de otras personas para evadir a sus perseguidores: se hizo emitir un acta de nacimiento de una persona fallecida, en este caso de la niña Rosa María Pérez Fermín, con la cual se hizo expedir una cédula. Hilda Antonia Hernández Ventura, el verdadero nombre de la “regidora”, niega los hechos  y culpa  de la “confusión” a bellaquerías  de sus compañeros  peledeístas,  pero el Departamento de Inspectoría de la JCE dice  que la suplantación sí se produjo, que con la identidad de  la fallecida la “regidora” declaró a sus hijos, fue electa en el cargo y ha realizado un montón de actos civiles y políticos, por lo que recomendó al Pleno que  le cancele la cédula falsa. Y colorín colorado…

 Interrogantes.- ¿Cuánto valen, a los  precios  del mercado, los 118,089.91 metros cuadrados donde se proyecta construir dos torres para oficinas, un hotel de 200 habitaciones, un museo de beisbol, un centro comercial y 200 apartamentos para la decadente clase media? ¿Por qué se mantuvo en secreto  la existencia del decreto gracias al cual se traspasaron al BNV  esos terrenos? ¿Por qué no se esperó que el Congreso  Nacional aprobara, como dispone la Constitución, esa donación, para hacer luego  ese traspaso?  ¿O esa aprobación ya está amarrada y los legisladores nos reservan esa sorpresita? Antes de  que los promotores de ese proyecto canten play ball  tienen  que despejar todas esas interrogantes, y muchas mas, para convencer al país de que no están haciendo el negocio más lucrativo de sus vidas a costa del esquilmado Estado dominicano.

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