Qué se dice

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 Odiosa comparación.- De acuerdo estoy con el doctor Roberto Rodríguez Marchena: el Palacio Nacional es un lugar de trabajo, y por lo tanto  tiene que haber allí cierto orden y cierta disciplina. Pero el director de Comunicación de la Presidencia tiene que estar de acuerdo conmigo en que la Casa de Gobierno tampoco es un monasterio donde es obligatorio  guardar un  silencio conventual. También entiendo válido que el gobierno, a través de las ruedas de prensa que organiza para que los funcionarios informen sobre   determinadas decisiones  o iniciativas, quiera asegurarse  de que esa información llega a la población de la forma  que entiende más conveniente a sus propósitos, pero de ninguna manera puede imponerle  una agenda informativa a los medios, que como tales deben  tratar de satisfacer las necesidades  de una comunidad de lectores y televidentes con intereses tan múltiples como variados. ¿Le molesta que los  funcionarios se salgan  del guión ensayado  cuando los periodistas los emboscan en los pasillos del Palacio?  Pues entrénelos mejor, doctor Marchena, o convénzalos  de que ensayen con más frecuencia su papel de funcionarios para que siempre tengan en la punta de la lengua la respuesta apropiada, sobre todo cuando les piden cuentas de sus acciones.   Yo sé que esta va a ser una comparación  odiosa conocidos  los esfuerzos del presidente Danilo Medina por marcar distancia, con su estilo y sus decisiones, de la anterior administración, pero en lo que se refiere a las relaciones de su gobierno con la prensa estamos peor que en los tiempos de Leonel Fernández, quien a pesar de  su inocultable  desdén hacia los periodistas  al menos  se cuidaba de guardar las apariencias. Y eso, créanme ustedes, es mucho decir.

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