Qué se dice

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Prioridades
Todo indica que el gobierno ha vuelto a errar el blanco en materia de prioridades, a juzgar por las quejas que se escuchan en Puerto Plata tras la decisión de las autoridades de reconstruir, a un costo de 200 millones de pesos, el malecón puertoplateño, que sectores de esa provincia entienden entraña una inversión demasiado grande para un obra que no entienden ni urgente ni prioritaria.

El doctor Jhonny Tavárez, presidente de la Asociación para el Desarrollo y el Fomento de Puerto Plata, lamenta que se haya decidido reparar el malecón olvidando atender otras necesidades mucho más perentorias como el asfaltado de las calles, el insufrible problema eléctrico o la falta de agua potable de la mayoría de sus barrios. Para colmo, dice, el gobierno no ha consultado a nadie en Puerto Plata sobre lo que necesita la provincia y su gente, pues ni siquiera la Sala Capitular del ayuntamiento, que debe conceder la autorización para realizar los trabajos, ha sido puesta en conocimiento de lo que se hará. Tal parece que el gobierno ha decidido, en materia de obras públicas, imitar el estilo del doctor Joaquín Balaguer de no consultar a nadie ni tampoco ofrecer explicaciones, como si nos estuviera haciendo un gran favor a costa de nuestros propios bolsillos. Si la cosa es así, sería recomendable entonces que, para equilibrar un poco, se imiten también las cosas buenas del fallecido caudillo reformista, y no solo sus pujos autoritarios o sus marrullerías para salirse siempre con la suya. 

Clientelismo

Los que hierven de indignación por el hecho de que el diputado Radhamés Ramos García, El Chino, haya sido el candidato más votado por los perredeístas en La Vega a pesar de una condena de la Suprema Corte de Justicia que lo encontró culpable de tráfico de personas, atribuyen ese respaldo al hecho de que el legislador, que en su juventud fue boxeador aficionado, repartió a manos llenas el producto de sus ganancias como cónsul en Puerto Príncipe, Haití, generando una amplia red de agradecimientos y lealtades que, a la hora de la verdad, ha rendido sus frutos. Clientelismo lo suelen llamar los teóricos, una práctica muy común en nuestra cultura política, pero sería un error pensar que ese clientelismo se limita tan solo a la actividad política, como lo demuestra la extraordinaria gravitación que tenía Quirino Ernesto Paulino Castillo en su natal Elías Piña y toda la región Sur del país, donde era amo y señor. ¿Alguien duda que Quirino, si así lo hubiera querido, habría ocupado una curul en nuestro Congreso Nacional gracias al apoyo casi fervoroso de su electorado?

A la espera

Nada menos que doce barrios de la candente zona norte del Distrito Nacional siguen esperando que aparezcan los 1,340 agentes policiales que hacen falta para extender a esos sectores el Plan de Seguridad Democrática que tan buenos resultados ha dado en Capotillo, pues han sido infructuosas las diligencias del mayor general Bernardo Santana Páez en ese sentido, que tampoco ha conseguido que se vea uno solo de los 25 mil agentes que, según el general Simón Díaz, vocero policial, estarían en las calles para proteger a la ciudadanía de los desmanes de una delincuencia que para estos días se torna más activa y beligerante que nunca. En lo que esa gente espera lo que no acaba de llegar crece la sensación, sin embargo, de que esos barrios seguirán huérfanos de protección policial por un buen rato todavía, sobre todo después de saber, gracias a la auditoría ordenada por Santana Páez, por dónde andan los agentes «desaparecidos» y la forma en que han sido asignados a su alta oficialidad para prestar «servicio».

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