Qué se dice

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¿Diplomacia palaciega?
Siempre se ha dicho que una de las grandes debilidades en nuestras relaciones con Haití, por lo menos desde la muerte de Trujilo para acá, ha sido la ausencia de una política exterior coherente, a tono con la singular naturaleza de las relaciones que han de existir entre dos Estados que comparten una misma isla, obligados a convivir lo quieran o no sus pueblos o sus líderes, y basta una simple recapitulación de lo que ha sido hasta ahora esa relación, a nivel diplomático, para advertir las inconsistencias y las lagunas, pero sobre todo la siempre presente improvisación.

Esa propensión de nuestros gobiernos a sacarse, a la carrera, un diplomático de la manga, parece que no va a detenerse por ahora, sobre todo después de lo que publicó El Nacional ayer, dando cuenta del viaje a Haití del vocero de la Presidencia, el periodista Rafael Núñez, con la diplomática encomienda de «bajar los niveles de tensión» en las relaciones entre Haití y República Dominicana, así como «proyectar una imagen de armonía y comprensión entre los dos países». Y todo eso, a pesar de que el país tiene un embajador acreditado ante el gobierno haitiano, un Encargado de Asuntos Haitianos, con rango de Embajador, en la Cancillería, y un secretario de Relaciones Exteriores -Carlos Morales Troncoso- con una vasta experiencia en los tejemanejes de la diplomacia.

Desde Pedernales

La comunidad educativa de Pedernales viene reclamando, desde hace años, la construcción de una nueva edificación para el liceo secundario de esa comunidad, severamente dañado en su estructura, al extremo de que en tiempo de lluvias «llueve dentro y escampa fuera». La cosa es tan seria, según cuentan, que hace tan solo unos meses se dañaron cerca de veinte  computadoras que se mojaron por culpa de las filtraciones del techo, pero apenas esta misma semana una estudiante de 16 años resultó herida en la cabeza al desplomarse parte del techo. Ignoramos si en la secretaría de Educación, donde existe un actualizado inventario del estado de los planteles escolares diseminados por todo el país, están al tanto de lo que ocurre en Pedernales y su liceo, sobre todo de lo mal que conviven, en esa lejana comunidad fronteriza, la mentada modernidad y su prima lejana la premodernidad, tan perseverante como las guazábaras que crecen silvestres en los sedientos paisajes del Sur Profundo.

Inseguridad

Cada día que pasa descubrimos (basta abrir los periódicos para comprobarlo) nuevas razones para no sentirnos seguros en ninguna parte, pues los delincuentes siempre están al acecho y nos salen hasta en la sopa. Si no lo creen pregúntenle a Tyson Henríquez y Dianny Roberto Javier, dos jóvenes que se dedican a realizar excursiones en bote en las playas del Este, principalmente en Bávaro, quienes fueron atracados a punta de pistola por dos individuos que los despojaron de su embarcación y los abandonaron en alta mar, hasta que fueron rescatados tras dos días a la deriva y sin comer ni beber. Están vivos para contarlo, gracias a un milagro por el que tendrán que dar gracias a Dios toda la vida, pero también para mostrarnos, de manera particularmente dramática, lo invivible que se ha puesto este país.

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