Qué se dice

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 “Ex” que no son tales – Si no es mucho pedirle al siempre amable y sonriente vocero de la Policía, el general  Máximo Báez Aybar, sería bueno que la institución ofreciera a la prensa algún documento en el que hiciera constar la fecha en la que fueron dados de baja los miembros de la institución  y de otros cuerpos armados involucrados en actos delictivos, como por ejemplo los  cuatro  “ex” miembros  de la Policía y la Marina de Guerra a los que se acusa de integrar una banda de sicarios  que la pasada semana asesinó a un hombre cuando se encontraba  en un centro de diversión de la capital. Y es que desde hace mucho tiempo existe la sospecha de  que la mayoría  de esos militares y policías se convierten en “ex”, de manera automática,  tan pronto son apresados. Se entiende que la Policía se preocupe por el daño a su imagen y  a la de  nuestras instituciones militares que esas inconductas provocan, pero tapando el sol con un dedo no va a resolver el problema y mucho menos engañando   a quienes, con  sus impuestos, pagan sus salarios.

 Audacia criminal.- A estas alturas se supone que, en lo que respecta a la delincuencia, estamos curados de espanto. Desgraciadamente,    nos sigue sorprendiendo su audacia, lo mucho que se atreven, pues hace tiempo que los delincuentes le perdieron   el miedo  a la  autoridad. El secuestro, mientras impartía docencia, de un profesor de la escuela Fidel Ferrer  a quien tres hombres armados sacaron a la fuerza del aula y posteriormente abandonaron    moribundo, ilustra de manera  dramática hasta dónde nos desafía esa audacia. ¿Cómo detener esta oleada de criminalidad  que nos ha convertido en rehenes de nuestro propio miedo? La falta de respuestas a esa pregunta causa desasosiego, sobre todo cuando se comprueba que desde la autoridad  se insiste en aplicar como remedio  una medicina que nunca ha funcionado: los intercambios de disparos.

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