Justicia tardía-  Una compañera de la redacción reaccionó alarmada al enterarse de que el dirigente peledeísta Luis Inchausti había sido nombrado, con rango de secretario de Estado,  en la dirección de Barrio Seguro,  y según el periódico El Caribe ayer mismo fue posesionado  por el Ministro de Interior y Policía José Ramón Fadul. La alarma de la compañera, que por ratos se trocaba en indignación, estaba motivada en el hecho de que Inchausti, quien dirigió en el primer gobierno  del PLD el Programa Eventual Mínimo de Empleo (PEME) (¿se acuerdan de “Pagar para no matar”?),  fue acusado de corrupción y fue a dar con sus huesos a la cárcel en el gobierno de Hipólito Mejía. Otro compañero le  recordó a nuestra indignada (y olvidadiza) amiga que Inchausti no fue el único que cayó preso por  ese  expediente, el primer gran escándalo de corrupción de los gobiernos del PLD, pues lo cierto es que tuvo una selecta compañía:  Diandino Peña, director de la Opret y constructor del Metro de Santo Domingo, Haivanjoe NG Cortiñas, Superintendente de Bancos, y Simón Lizardo, Contralor General, funcionarios  de primera línea  de este gobierno  y hombres de confianza del presidente Leonel Fernández. A pesar de reconocer, al escuchar esos nombres, que estaba siendo  injusta con Inchausti reprochándole su pecado como si eso importara tanto en una sociedad cada vez mas  tolerante con la corrupción y los corruptos, la  redactora no quiso dar su brazo a torcer aunque su indignación había menguado bastante, y puso punto final a la concurrida  discusión con un arrebato de  resignado cinismo: “Entonces con Inchausti lo que se hizo fue un acto de justicia tardía, poniéndolo a guisar en el gobierno como a los otros”. (Quise intervenir opinando que  el culpable   es el que los nombró a todos no obstante sus problemas con la justicia, lo que no hubiera ocurrido en ningún país que merezca ese nombre  dada la naturaleza de esos problemas judiciales, pero me dejaron  con la palabra en la boca).