Vencer la inercia.- La decisión de los transportistas de carga y pasajeros de rechazar la propuesta de trabajar interdiario, contenida en el plan de ahorro de combustibles anunciado por el presidente Leonel Fernández el pasado jueves, pone en peligro, desde sus mismos inicios, la aplicación plena de las medidas diseñadas por los técnicos del gobierno para atenuar el impacto de las alzas en los precios del petróleo y los alimentos en los mercados internacionales sobre la vulnerable y dependiente economía dominicana.
Es evidente que con los transportistas no se consultó, como se dijo que se haría con los empresarios, para discutir la viabilidad de las acciones a tomar, un fallo elemental tratándose de un sector tan belicoso y que defiende con tanta ferocidad sus intereses, y mas que nada estando en juego la precaria credibilidad que le queda al gobierno para sacar adelante iniciativas de esta naturaleza dadas las fallidas experiencias anteriores.
No hay dudas, sin embargo, de que las autoridades están en la disposición de enmendar el error cometido y encontrar un bajadero que evite que el plan de ahorro empiece a cojear sin dar siquiera el primer paso, y la mejor prueba de que ese es el ánimo que impera son las intensas negociaciones realizadas ayer con los transportistas, que empezaron en la mañana en el despacho del presidente de la Cámara de Diputados, Abel Martínez, y luego se trasladaron al Palacio Nacional, donde tras dos horas de conversao con el presidente Fernández anunciaron que desistían del paro anunciado para mañana. Superado el tranque con los transportistas, a los que se acordó favorecer con una serie de medidas, el gobierno salva el primer gran obstáculo para la puesta en marcha de su plan de ahorro de combustibles, pero todavía tiene por delante su mas grande desafío para cumplirlo a cabalidad: vencer la inercia que traba su capacidad de respuesta eficaz y oportuna a los problemas que agobian al país.