¿Y la ley de Lavado?.- El Banco de Reservas ha insistido por distintas vías, incluídos espacios pagados en los principales diarios nacionales, en que ha cumplido con todos los trámites legales requeridos para el financiamiento de la torre Atiemar, que tiene todas las garantías, tanto de los constructores como de los adquirientes de los apartamentos, para respaldar ese préstamo, y hasta se ha ufanado de haber hecho un buen negocio, pues la empresa constructora se encuentra al día, hasta el momento, con el pago del financiamiento. Solo falta saber si también se tomó en cuenta, al momento de conceder ese financiamiento, la Ley de Lavado de Activos 72-02, cuyo cumplimiento, según el coordinador de la Unidad de Lavado de Activos de la Procuraduría, el doctor Germán Miranda Villalona, se ha convertido en un relajo del que solo se toma conciencia cuando estalla –como ahora– un gran escándalo.
Sin controles.- A propósito de controles, o mejor dicho de su ausencia total, ayer se divulgó la noticia de que llevaba seis pasajeros, además de los dos pilotos, el avión que hace unos días salió del aeropuerto El Higuero utilizando una matrícula falsa y un plan de vuelo también falso, con destino a Sudamérica. ¿Quiénes eran esas personas que abandonaron con tanta prisa y sigilo el país? Eso es algo que trata de determinar la comisión del IDAC, la DNCD, el CESA y la Dirección General de Migración a la que se encomendó la investigación del caso, y no hay porqué dudar que los primeros nombres a los que echará mano el imaginario popular cuando se entere de la noticia serán los de José Figueroa Agosto y Sobeida Félix Morel. Pero más allá de la identidad de los ocupantes de esa aeronave y los motivos que los impulsaron a salir del país de manera tan subrepticia, lo que más llama la atención aquí es la facilidad conque lograron burlar los controles que se supone existen en esa terminal.