Falta de pudor.- Quizás el diputado Abel Martínez, debido a su inexperiencia y juventud, no se esté dando cuenta, precisamente la razón por la que me tomo la libertad de hacerle la advertencia, en el interés de que una prometedora carrera política no termine en el zafacón de la Historia, su probable destino por el camino que va: el activismo que usted promueve en favor de la reelección del presidente Leonel Fernández desde la presidencia de la Cámara de Diputados retrotrae a ese cuerpo legislativo a tiempos y prácticas que se creían superadas hasta por nuestra imperfecta y deficiente democracia.
Utilizar el tiempo y los recursos que pone el Estado a disposición de los legisladores para promover la reelección del mandatario no obstante prohibirlo, de manera expresa, la Constitución que acaban –como quien dice– de aprobar, es una forma penosa de defraudar a sus electores, en lo particular, y a la sociedad dominicana en sentido general, que contempla espantada la falta de pudor de una clase política que solo responde a sus propios y mezquinos intereses.
A la escuela.- Cuando uno ve las condiciones en que funciona la escuela Narciso González, en El Tamarindo de Los Alcarrizos, resulta inevitable recordar la reiterada afirmación del presidente Fernández de que la insuficiente inversión no es el principal problema de la educación pública dominicana. Más de 400 estudiantes reciben docencia en dos destartaladas ranchetas, sin servicio de agua potable ni energía eléctrica, como mostró ayer un reportaje del periódico El Día, publicación que sirvió también para que las autoridades de Educación se enteraran de sus deplorables condiciones y dispusieran su inmediata rehabilitación, que por supuesto no podrá ser posible sin antes invertir una buena cantidad de dinero contante y sonante.