Tapaboca.- Era previsible que unas declaraciones tan fuera de tono como las ofrecidas por el Encargado de la Unidad Antilavado de Activos de la Procuraduría, Germán Miranda Villalona, surtieran algún efecto en sus superiores jerárquicos, pues han puesto al desnudo la torpeza con que los organismos de inteligencia del Estado han manejado el caso de la incautada torre Atiemar y su constructor, el español Arturo del Tiempo Marques, pero también ha puesto de manifiesto la ausencia de voluntad política para hacer cumplir la Ley de Lavado de Activos, el arma más importante conque cuenta el país en la desigual guerra que libra contra la sigilosa y masiva invasión de capitales producto del narcotráfico, el crimen organizado y otros delitos. ¿Qué es lo que ha molestado realmente de las declaraciones de Miranda Villalona? ¿Que se atreviera a criticar frente a los medios de comunicación la forma en que el Ministerio Público conduce las pesquisas? ¿Que dijera que, ante la magnitud del escándalo, ya debería haber muchísima gente presa? ¿O que sugiriera a los investigadores verificar si Banreservas observó lo que prescribe la Ley de Lavado de Activos para conceder el financiamiento a la construcción de Atiemar? Y en todo caso, ¿en qué obstaculizan esas declaraciones la labor de investigación que se realiza en la Madre Patria? El tapacoba del Procurador Radhamés Jiménez a los procuradores adjuntos y fiscales, a los que prohibió referirse al tema dizque para evitar entopecer las investigaciones judiciales que se realizan en España en torno al alijo de 1,200 kilos de cocaína por el que está preso Del Tiempo Marques, lejos de ser un remedio a la imprudencia de un subalterno contribuye mas bien a fortalecer aún mas la percepción pública de que el gobierno está metido hasta el cuello en este nuevo escándalo de narcotráfico, corrupción, lavado de activos, tráfico de influencias, estafa, asociación de malhechores y sabrá Dios cuántos delitos mas.