De las visas.- Como la información sobre el retiro del visado, como se ha ocupado de aclarar en mas de una ocasión  la embajada de los Estados Unidos en el país, solo se ofrece de manera personal y directamente al afectado, el gobierno no tiene porqué ser notificado cuando eso ocurre con ciudadanos que, en determinado momento o circunstancia, ocupen una función pública, por lo que de poco vale el intento del Vicepresidente Rafael Alburquerque por desmentir  la información divulgada por la cadena Univisión de que  importantes funcionarios de este gobierno, incluido el guardaespaldas del presidente Leonel Fernández y el jefe de su Cuerpo de Ayudantes Militares, fueron despojados de su visa. Claro está, eso no quiere decir que no se haya enterado por otras vías, incluido el espionaje telefónico, de la  caída en desgracia de sus funcionarios, pero si bien  eso es algo muy  difícil de probar  nadie debería sorprenderse tratándose de una administración demasiado  permisiva con las inconductas e indelicadezas de sus servidores y colaboradores. Eso explicaría que esos funcionarios sigan tan campantes en sus cargos, como si no hubiera pasado absolutamente nada, y no fuera relevante no ya el retiro del visado, una decisión soberana de los norteamericanos, sino las razones por las cuales toman esa decisión, la mayoría de ellas relacionadas con la comisión de delitos como  narcotráfico,  lavado, terrorismo, corrupción o violación a los derechos humanos. Y ni hablar del hecho, imposible de ignorar hasta para una sociedad curada de espanto con las diabluras de nuestros políticos, de que gente tan próxima al Presidente  cargue con un baldón tan pesado. Si el PRD y su candidato Hipólito Mejía han decidido sacarle provecho electoral a esa situación nadie puede reprochárselo en una campaña donde todo se vale, mucho menos si  el gobierno, empezando por el doctor Leonel Fernández, tienen tanto  que explicarle al país  sobre ese feo asunto.