Inesperada bendición.- Conmueve la candidez conque monseñor Agripino Núñez Collado, rector de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), ha salido en defensa del cuestionado barrilito, que ayer recibió nuevas críticas de legisladores y dirigentes políticos de oposición que ofrecieron así su respaldo a la propuesta del presidente de la Junta Central Electoral, Julio César Castaños Guzmán, de que los fondos que reciben los senadores (19.1 millones de pesos mensuales) a través de ese mecanismo sean retenidos hasta después de las elecciones, pues constituyen una fuente de inequidad y privilegios impropia de una democracia que respete sus propias reglas.
Y es que para Núñez Collado nada tiene de pecaminoso el mentado barrilito, pues como bien dice monseñor en un país pobre como el nuestro a nadie se le puede impedir que ayude al que lo necesite. ¿Cómo frustrar a hombres y mujeres deseosos de hacer el bien al prójimo, sobre todo si ese prójimo pertenece a su propio partido político? En cuanto a la propuesta de Castaños Guzmán, el rector de la PUCMM opina que, de cerrársele a los legisladores esa fuente de financiación, debe hacerse igualmente con los alcaldes debido a que también manejan una gran cantidad de recursos.
Es una verdadera lástima que Reinaldo Pared Pérez, presidente del Senado y su creador, haya decidido, en medio de una cuerda provocada por una pregunta periodística, dar por cerrada su participación en el debate sobre el barrilito, pues se hubiera dado gusto estrujándole a sus críticos la inesperada bendición que acaba de recibir de quien por años fue considerado el mediador por excelencia de nuestras inacabables garatas.