QUÉ SE DICE

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El rey y sus vasallos.-  Estoy entre los plenamente convencidos de que el senador Alejandro Williams, representante de San Pedro de Macorís, ha dejado de interesarle, si es que alguna vez le interesó verdaderamente, ser legislador de la república con todas las consecuencias y responsabilidades que eso implica, pues no solo se trata de  “barrilitos”, exoneraciones  y demás privilegios.

Su desplante a la Comisión de Etica del Senado, que lo convocó para que ofrezca su versión en torno a la acusación que se le hace de que intentó intimidar, a través de personeros, a cuatro periodistas, debería rebosar la copa de la paciencia de sus compañeros, tan desconcertados como el resto del país a causa del esquizoide comportamiento del senador petromacorisano, que su colega Wilton Guerrero ha comparado con el de un arrogante rey frente a la manifiesta inferioridad de sus vasallos.

Sin querer queriendo Williams está poniendo a prueba de máxima tensión sus relaciones con el partido político gracias al cual ocupa una curul en el Senado, está mostrando, con su soberbia, un desprecio dañoso a la institucionalidad del poder del Estado al que pertenece, degradando de ñapa la democracia dominicana, que sigue teniendo a sus principales enemigos y detractores entre aquellos más llamados a preservarla y fortalecerla.

Si al senador por San Pedro de Macorís, tal y como indican sus acciones y  actuaciones, no le interesa por la razón que sea seguir en el cargo para el cual fue elegido, el Partido de la Liberación Dominicana –es su responsabilidad– debe hacer algo al respecto, que no puede ser otra cosa que por ponerle punto final a este  sainete político de tan pésimo gusto.

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