El amor y el interés. Es obvio que el  factor desencadenante del reclamo de aumento de sueldo de los maestros del sistema de educación pública y los profesores de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, cuya justeza y pertinencia está fuera de discusión,  son los recursos adicionales que recibirán tanto el Ministerio de Educación, que por fin consignará en su presupuesto el 4% del Producto Interno Bruto como manda la ley, como la universidad estatal, que fue beneficiada con un aumento en su asignación de RD$2,500 millones.

Así las cosas, la lógica de unos y otros parece ser bastante simple: si ya hay recursos, si ya aparecieron los cuartos, ¿por qué no sacar de ahí el aumento de sueldo tantas veces postergado? Nadie puede culpar a los maestros ni  a los profesores de la UASD por pensar de esa manera si ellos también, al igual que todos nosotros, sufren los embates de la inflación, de una vida cada vez más cara.

Pero también tienen que entender ambos gremios  que, dada la naturaleza de su profesión y la responsabilidad social que implica, la sociedad espera de ellos un poco más de conciencia y sentido de compromiso con el país, su desarrollo y su futuro, y que precisamente por eso no ve con buenos ojos que solo piensen en   sus intereses  particulares desde que mencionan la palabra dinero.

Por eso han sido tan abundantes las críticas  a la ADP, y tan frecuentes los recordatorios sobre   la pobre formación de los maestros y  el bajo cumplimiento del calendario y el horario escolar. En cuanto a los profesores de la UASD sobra decir que   es inaceptable que,  para hacer valer su reclamo de aumento  salarial de un 45%, sacrifiquen  sin miramientos a quienes tienen la responsabilidad de orientar y formar: los estudiantes. Quizás a unos y otros  solo les interesa cobrar un cheque lo más jugoso posible cada día de pago,   pero  la sociedad dominicana tiene derecho a esperar que se comporten a la altura de la gran responsabilidad que pesa sobre sus hombros.