Qué se dice

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Situación explosiva
A una fosa común fueron a parar los 24 cadáveres sin identificar de los haitianos muertos de asfixia dentro de una furgoneta en la que ingresaron de manera ilegal a territorio dominicano, luego de que resultara imposible a un camión contratado por la Procuraduría General de la República dejarlos en el cementerio de Juana Méndez para su enterramiento, tal y como se acordó con las autoridades consulares haitianas, al ser agredido a tiros y pedradas por una multitud enardecida que no respetó siquiera que iba escoltado por tropas de las Naciones Unidas. Peor final no ha podido tener la tragedia que se nos ha obligado a presenciar, a la que habrá que sumar un final tan poco digno como el que se ha dado a unos infelices que solo aspiraban a una vida mejor más allá de la miseria y la absoluta falta de esperanza. Ojalá que esa fosa común, abierta en la comunidad de Cayuco, a cinco kilómetros de Dajabón, no se convierta en fuente de perturbación permanente como teme el coordinador de Solidaridad Fronteriza, el padre Regino Martínez, quien para estas cosas —talvez por estar demasiado consciente de la explosiva situación que se vive en la zona— suele tener boca de chivo.

Promesas

Si el ayuntamiento del Distrito Nacional cumple su promesa de iluminar las principales avenidas, calles, parques y plazas de la ciudad de Santo Doningo el síndico Roberto Salcedo se anotará un tanto a su favor, doblemente valioso a las puertas de un proceso electoral en el que corre por la reelección, pues la oscuridad permanente de nuestras calles y avenidas se ha convertido en el mejor aliado de la delincuencia. No será algo tan fácil de hacer como el «hágase la luz» que menciona la Biblia, pues aparte de los millonarios recursos que hay que buscar para iluminar una ciudad completamente apagada hay que ver cómo se consigue también que los ladrones no carguen con los alambres y las bombillas, como ya ocurrió en dos ocasiones con un tramo de la avenida George Washington. Esperemos que no sea un aguaje electorero el anuncio que acaba de hacer Domingo Contreras, secretario general del cabildo capitaleño, a quien es bueno advertirle, junto al síndico Salcedo, que el horno no está para hacer promesas que no se piense cumplir, a menos que se esté dispuesto a pagar un alto precio dentro de unos cuantos meses cuando candidatos y electores se vean las caras.

Lecciones

Una lectora de esta columna, víctima frecuente —como todos los que vivimos en esta ciudad hija del caos y la improvisación— de la cuota que aportan a ese caos y esa improvisación las autoridades llamadas a actuar en sentido contrario, nos sugiere que las molestias y contratiempos que han sufrido vecinos y comerciantes de la Ciudad Colonial a causa de la filmación de la película «El Buen Pastor», dirigida por Robert de Niro, no tienen porqué aceptarse como un mal inevitable, simplemente porque no es así. Todos esos problemas e inconvenientes, desde vecinos a los que no se permite llegar a sus propias casas hasta comerciantes a los que se perjudica económicamente, pueden evitarse con un poquito de organización, información oportuna a los eventuales afectados y, por supuesto, vocación de servicio de parte de nuestras autoridades municipales. ¿Por qué no hacen la prueba la próxima vez?

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