De héroes a villanos.- Muy apurado se ve al ex primer ministro Jean Max Bellerive en la defensa de los contratos concedidos a varias empresas dominicanas para la reconstrucción de Haití tras el devastador terremoto del 12 de enero del 2010, fuentes de escándalo y cuestionamientos en la enrarecida atmósfera política haitiana, sobre todo después de que se atribuyó la renuncia del primer ministro Gary Conille a presiones del gobierno dominicano como respuesta a su decisión de abrir una investigación al respecto. Bellerive se declara dispuesto a ir a los tribunales a defender su honra y la pulcritud de sus acciones, y a decir verdad a nosotros como país también nos conviene que se aclare ese lío, pues si bien es cierto que la oportuna y generosa ayuda ofrecida al vecino en desgracia ha sido motivo de elogios y reconocimiento internacional, también lo es que esos contratos podrían convertir a nuestro gobierno en un oportunista que se aprovechó de la inmensa tragedia de los haitianos para enriquecer a sus funcionarios.
¿Quién tiene la razón?- Me encantaría que los regidores del PLD y el Bloque Progresista en el ayuntamiento del Distrito Nacional, que dicen estar dispuestos a incoar acciones legales contra los responsables de embadurnar el obelisco hembra, decorado con publicidad del Despacho de la Primera Dama, cumplieran su amenaza. Y es que los embardunadores, los regidores perredeístas Consuelo Despradel, Waldys Taveras y Socorro Monegro argumentan que simplemente hicieron cumplir los mandatos del vigente reglamento de publicidad exterior, que prohíbe cualquier tipo de publicidad o propaganda en los monumentos públicos. Tal vez en ese escenario sea posible debatir la legalidad de la acción del Despacho o de los propios embardunadores, pues la mayoría mecánica del PLD en el Consejo de Regidores ha impedido que el tema sea discutido de manera abierta y democrática.