Preguntas sin respuestas-  Eddy Brito, ex exposo de Sobeida Félix Morel y señalado por las autoridades como cómplice y  testaferro del  narcotraficante prófugo José Figueroa Agosto, acaba de ser trasladado a una celda de máxima seguridad, y lo   mismo ha ocurrido con Julio Mercedes Brito,  propietario de la camioneta cargada de armas y drogas que se le ocupó hace un par de meses al asesinado recluso José Gabriel Arias, alias El Pelotero, señalado también como miembro de la red operativa del capo boricua.

Es evidente que la muerte de Arias Castillo,  asesinado de doce puñaladas por dos reclusos que cobraron 200 mil pesos por el siniestro encargo, ha sido la razón de que se rodee de mayor seguridad la vida de ambos reclusos, como si se cumpliera la  vieja   costumbre criolla de poner el candado solo después de que nos han robado. Sin embargo,  el episodio se resiste a ser reducido a otra  anécdota mas sobre nuestra  proverbial indolencia, pues  las circunstancias que rodean esa muerte, que al princpiio se atribuyó a una riña por “problemas personales”,    obligan a que  desde aquí se formulen las mismas preguntas que todo el mundo se está haciendo desde que se supo que la familia del  asesinado  denunció ante las autoridades de la Dirección  General de Prisiones la existencia de un plan para matarlo.

¿Por qué no se le hizo caso a esa denuncia conociéndose la forma en que murieron el ex coronel de la Policía Nacional José Amado González González y  Omar Antigua Polanco, integrantes ambos  de la red del capo boricua? ¿Cómo llegar hasta los protectores o “padrinos” de Figueroa Agosto, como reclamaba  ayer el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, si quienes podían  ofrecer testimonios sobre la existencia de  esos vínculos han sido silenciados  para siempre? Y, finalmente, las más difícil de todas. ¿Existe verdadero  interés, de parte de las autoridades, en conocer los nombres de esos poderosos y bien ocultos padrinos? Dejaré esas preguntas en el aire, pero ojalá no se queden ahí.