La nueva Najayo. El traspaso de la cárcel Najayo-Hombres al nuevo Modelo Penitenciario, donde impera una filosofía de respeto a la condición humana de las personas privadas de libertad, es sin dudas una buena noticia, pues mejorará sustancialmente las condiciones de reclusión de los presos, que en lo adelante habrá que llamar internos, al eliminar el hacinamiento y la insalubridad en que conviven, pero también habrá más disciplina y control de parte de las autoridades.
Pero, aunque usted no lo crea, no todos están contentos con los cambios que se avecinan. Porque ocurre que, al pasar al nuevo modelo, tienen que desaparecer de Najayo los privilegios de que disfruta un grupo de reclusos, algunos de los cuales tienen en sus celdas más electrodomésticos que una familia de clase media dominicana.
El Procurador General de la República, el doctor Francisco Domínguez Brito, rehusó referirse al tema al ser recientemente cuestionado por los periodistas, aunque ya el director General de Prisiones, Tomás Holguín La Paz, adelantó que esos reclusos serán trasladados a otros recintos. Sin embargo quien les escribe, como fiel discípulo de Santo Tomás, necesita ver para poder creer en ciertos milagros, sobre todo si están involucrados los ricos y poderosos.
Por eso prefiero esperar un poco más, darle tiempo al tiempo, para ver si es verdad que Najayo-Hombres dejará de ser un fiel reflejo de las inequidades que caracterizan a la sociedad dominicana de hoy, donde unos pocos lo tienen todo, a tal punto que conservan sus privilegios de ciudadanos de primera hasta cuando son castigados por quebrantar la ley, mientras la mayoría tiene tan poco que apenas alcanza para mantener viva la esperanza de que algún día las cosas cambiarán para mejor.