Contagio.- No es un virus, pero en un país donde la mayoría gana salarios de miseria, el reclamo de los maestros y los profesores de la UASD por un mejor sueldo se contagia con suma facilidad. Lo lamentable es que patronos y empresarios, como siempre, parecen inmunes a esa clase de contagios. Entretanto, todo indica que seremos testigos de una radicalización de la lucha salarial de los maestros y los profesores de la UASD, mientras las principales centrales sindicales afilan sus hachas de guerra para hacer valer su aspiración de que se aumente un 30% a los trabajadores del sector público, incluyendo a guardias y policías. Ya lo dije más arriba: no es un virus, pero se contagia como si lo fuera. Y si no lo creen pongan atención a las enfermeras, que acaban de dar un plazo de 48 horas al Ministro de Salud Pública para que reciba a una delegación del gremio para discutir un aumento salarial del 100%, entre otras reivindicaciones. ¿Quiénes serán los próximos en contagiarse?
Cuánto descaro.- Cuando una amiga me leyó en su teléfono celular el mensaje atribuido al expresidente Leonel Fernández que circulaba ayer en las redes sociales, a propósito del discurso del presidente Danilo Medina ante la Asamblea Nacional, tuve que recurrir a una expresión que popularizó un personaje cómico de la televisión –el boxeador Tanokao– hace ya muchos años: Repítelo para confirmación. Y es que mis oídos se resistían a creer lo que escuchaban: Leonel resalta –decía más o menos el mensaje– dignidad con la que el presidente Medina defendió el interés nacional en el caso de la Barrick Gold. Quienes vimos a los legisladores aplaudir al mandatario cuando emplazó a la minera a revisar su contrato de explotación, el mismo contrato que ellos aprobaron, de manera irresponsable, sin ni siquiera leerlo, creíamos estar ante la máxima expresión del descaro de nuestra clase política. Evidentemente, estábamos equivocados.