Qué se dice

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Espaldarazo.- No nos podemos quejar. El presidente Fernández habló claro y fuerte al advertir a  funcionarios y empleados de su gobierno que, en lo adelante, habrá “tolerancia cero” contra toda forma  de corrupción en la administración pública, al tiempo que definió el Nuevo Plan Estratégico contra la Corrupción, elaborado por la Comisión Nacional de Etica y Combate  a la Corrupción que preside el doctor José  Joaquín Bidó Medina, como el principal punto de apoyo para aplicar todo el rigor de la ley a los malos funcionarios, “sea quien sea, llámese como se llame…”. Todo eso, quién se atreve a negarlo, está muy bien y ojalá pueda pasar de la retórica a los hechos, que no se trate de una mascarada, acompañada de  la fanfarria de ocasión, para embullar a una opinión pública que empieza a dar señales de alarma frente a una corrupción que cada vez se hace más visible y notoria, pero independientemente  de cualquier  otra consideración al respecto llama la atención que el presidente Fernández dé muestras de tener más confianza en el decisivo rol que está  llamado a jugar la Comisión Nacional de Etica y Combate a la Corrupción en la lucha contra el flagelo que la que exhibe el propio incumbente, a quien cada vez que los periodistas le tocan el tema (la última vez hace  tan solo  unos días) o le reclaman algún tipo de acción frente a casos que han saltado de manera espectacular al vórtice de la opinión pública, este les recuerda, como quien prefiere mantenerse a prudente distancia de una papa tan caliente, que el rol de la Comisión es preventivo –no de persecución– frente a la corrupción,  la misma corrupción que el mandatario ha reconocido –para sorpresa de no pocos– no está   ausente de su gobierno. ¿Cambiará esa actitud a partir del   proclamado espaldarazo presidencial?

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