QUÉ SE DICE

QUÉ SE DICE <BR data-src=https://hoy.com.do/wp-content/uploads/2008/05/05238225-A58F-49F2-8072-3E4E63BF6585.jpeg?x22434 decoding=async data-eio-rwidth=347 data-eio-rheight=390><noscript><img
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CLAUDIO ACOSTA
c.acosta@hoy.com.do
Un arma política.- Es mucho lo que se ha criticado, y mucho también lo que el gobierno lo ha defendido, el subsidio al gasoil del que se benefician las más importantes federaciones  del  transporte de pasajeros, en interés de evitar el alza del precio del pasaje que los ciudadanos pagan para trasladarse de un lugar a otro para realizar sus  actividades, lo que constituye una parte importante de sus ingresos mensuales.

Pero más allá de las críticas y el hecho incontrovertible de que el gobierno ha mantenido el subsidio contra viento y marea lo cierto es que, además de impedir un alza en los pasajes que degenere, por su alto componente político, en un problema para el gobierno, sirve también para mantener a soga corta a los insaciables  transportistas, como se puso en evidencia hace tan solo unos días cuando, de manera inusual, se escuchó al vocero de la Presidencia, el  periodista Rafael Núñez, amenazar con retirarle el subsidio a los que presionan al gobierno con nuevos reclamos. Hasta ahora el chantaje   había funcionado a la perfección,  pero los desórdenes protagonizados ayer por la gente de Juan Hubieres  indican  que esa situación empieza a cambiar, pero nos recuerda también que debido al alza de precio de los  combustibles el país, su economía y su gente estamos parados, literalmente, sobre un barril de pólvora.

Una tarea titánica.- El ayuntamiento del Distrito Nacional acaba de anunciar el inicio de una amplia jornada de liberación de obstáculos de calles, aceras, áreas verdes, isletas y otros espacios públicos ocupados de manera ilegal por buhoneros, talleres de mecánica, vendedores de vehículos y otros negocios improvisados a costa del derecho del  peatón a caminar su ciudad con seguridad y confianza. Cualquiera que se dé una vuelta por la Capital sabe de lo que se está hablando, como puede hacerse una idea  también de la titánica tarea a la que se enfrenta el síndico Roberto Salcedo, quien en  ocasiones anteriores ha hecho anuncios  similares para a los dos o tres días desistir de la tarea, sea por culpa de las “presiones sociales” que generan esas acciones o simplemente porque se da cuenta de que carece de tiempo y recursos para hacer frente a un problema tan extendido.

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