CLAUDIO ACOSTA
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La Ley del Talión. El mayor general Rafael Guillermo Guzmán Fermín, jefe de la Policía Nacional, ha vuelto a quejarse, por enésima ocasión, de la benignidad conque la justicia trata a los delincuentes, lo que a su juicio siembra el desaliento y la desmoralización entre sus subalternos, pero también está llevando a la población, que ve cómo los delincuentes actúan en completa libertad sin que se les castigue o sancione, a tomar la justicia por su propia mano.
Es lo que acaba de ocurrir en Constanza, donde una enardecida multitud, sedienta de venganza, linchó a un hombre acusado de asesinar a dos personas y herir a otra luego de que estas se negaran –es lo que cuentan las primeras versiones de los hechos– a prestarle 500 pesos para comprar drogas. La víctima, atacada en horas de la madrugada frente a su propia casa, fue muerta a palos, tiros y pedradas.
Hace unos meses ocurrió un hecho parecido en una comunidad de Barahona, donde una multitud asaltó un cuartel policial donde guardaban prisión dos hombres acusados de dar muerte a un tercero en un pleito por una muchacha, los sacó por la fuerza (los policías de huyeron despavoridos para evitar ser víctimas también de la turbamulta enloquecida) y les dieron muerte a golpes, ocasionando de paso graves daños a las instalaciones del recinto policial.
Son muestras de la peor barbarie, una especie de regreso a la antigua Ley del Talión, a las que asistimos cada vez con mayor frecuencia, y que resulta un simplismo reducir –como plantea el jefe policial– a una reacción a las supuestas debilidades de nuestra justicia frente a los que delinquen. ¿Cuántas personas, de las que han participado en esas ejecuciones colectivas, han sido sometidas a la justicia? No podemos seguir siendo indiferentes al horror que deberían inspirarnos esos hechos, absolutamente inaceptables en una sociedad que se precie de civilizada y de estar normada por leyes e instituciones, y la mejor forma de hacerlo es castigando de manera ejemplar a quienes participen en esas repudiables formas de hacer justicia.