Qué se dice

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Demasiadas amabilidades-  No hay ninguna duda, porque los hechos están ahí tozudos y elocuentes para confirmarlo, de que el senador por la provincia La Altagracia Amable Aristy Castro es un político exitoso,  diestro como nadie en los sórdidos tejemanejes de la política vernácula, pero es evidente también que carece en absoluto de imaginación. ¿Cómo se le ocurre decir al ex secretario General de la Liga Municipal Dominicana, a quien una auditoría de la Cámara de Cuentas atribuye la comisión de serias irregularidades en el manejo de más de cien millones de pesos durante su desempeño al frente del organismo asesor de los ayuntamientos, que es víctima de una persecución política? 

Tal vez se refiera Aristy Castro  a la sorda pero virulenta garata que mantiene con el ingeniero Carlos Morales Troncoso, canciller de la República y presidente del PRSC, por el control de esa organización, pero nada tiene que ver esa soterrada pugna  con los hechos, ciertamente graves, que se le imputan al legislador, y por los que debería responder ante los tribunales de justicia como cualquier mortal ciudadano de esta bananera república. Desgraciadamente,  sin embargo, nuestra clase política perdió hace tiempo  el sentido de la decencia, probablemente por ser incompatible con un código de conducta donde prevalece el todo se vale, por lo que resulta improbable, para no decir imposible, que diputados y senadores acojan la solicitud de la Alianza Dominicana Contra la Corrupción (ADOCO) de que se someta  al senador  Amable Aristy Castro a un juicio político por malversacion de fondos públicos, nepotismo y prevaricación durante  su gestión al frente de la Liga Municipal Dominicana, su feudo personal durante doce largos años.

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