Qué  se dice

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Paraíso de colmadones.- Huberto Henríquez Bogaert, presidente de la Unión de Juntas de Vecinos de Gazcue, un patrimonio histórico y monumental que hemos visto degradarse, de manera progresiva, delante de las narices mismas de aquellos llamados a preservarlo, se queja de  la apatía de la Secretaría de Interior y la Policía Nacional frente a la proliferación de los famosos colmadones en la zona. Leamos: “La secretaría de Interior y Policía y la Policía Nacional, en su empeño de controlar la delincuencia, abandonaron todos los operativos para controlar la violación flagrante de las leyes dentro de la comunidad de Gazcue. La Policía controlaba al que se instalaba en plena acera a freír empanadas, controlaba al que armaba un escándalo en plena vía, al que se instalaba frente a un colmadón en plena acera con sillas y mesas, controlaba a los motoristas que no tenían silenciadores y hasta a la loca que merodeaba el barrio. Todo eso ha sido abandonado en su afán por acabar con la delincuencia. Pero no ha controlado la delincuencia,  ha abandonado todo el resto y la comunidad está hoy más desprotegida que nunca. La indolencia de  la Policía y la Secretaría de Interior y Policía han convertido a Gazcue en al paraíso de los colmadones. El tráfico de influencias ejercido por miembros y funcionarios del PLD en colmadones ubicados en las cercanías de su Casa Nacional detuvieron desde hace dos años los operativos de la Policía en contra de quienes ocupaban las aceras frente a colmadones con sillas, mesas y alcohol, convirtiendo a nuestro sector en un paraíso para la chercha y un libertinaje jamás visto antes en la historia de Gazcue. Mientras los “Linces” se pasean en sus supermotores, la comunidad se cae a pedazos. ¡Así no!”

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