Qué se dice

Qué se dice

Habla mal de República Dominicana el hecho de que las autoridades no sean suficientemente previsoras y que además carezcan de herramientas y equipos adecuados para jugar a satisfacción su papel en las labores de recuperación de cadáveres de víctimas de desastres naturales y accidentes. Esto se puso en evidencia en Jimaní donde no se montó una morgue móvil, como se hace en otros países, ni se disponía de fundas para proteger los restos humanos; ni se contó con medios elementales para garantizar la identificación de las víctimas. Por igual, fue notable que para la recuperación de los cadáveres de cuatro personas que murieron en un accidente aéreo reciente, hubo que apelar a improvisados voluntarios que trabajaron a Amano pelá@. La Defensa Civil y los departamentos médicos legales deberían contar como buenos instrumentos para tan penosas tareas. Aquí, a veces, no aparece ni una sábana para cubrir a quienes mueren violentamente en las calles; y las ambulancias no alcanzan en tiempos normales; menos en situación de desastre.

[b]Chivos sin ley[/b]

En cada vez más calles de Santo Domingo, las horas más difíciles comienzan el viernes en la noche cuando se inicia el período de fin de semana en que muchos centros nocturnos, como discotecas, barras, cafés y colmados, reciben el grueso de sus clientelas. En alto número de esos establecimientos los parroquianos se comportan como si no estuvieran rodeados de casas de familia; suelen producir mucho ruido con la música, abundan los atentados al pudor y se arman riñas que no pocas veces arrojan saldos de víctimas. En un solo día de la semana anterior murieron por lo menos cuatro personas en líos de discotecas. Y no se crea que tales desmanes son exclusivos de los barrios de clase media baja y gente pobre. La geografía de la violencia asociada a centros nocturnos se ha extendido por doquier, y lo mismo afecta a familias de escasos recursos que a los ricos. Aunque ahora la PN tiene más vehículos para patrullar, el mantenimiento del orden no es cosa por la que se distinga esta ciudad.

[b]Jubilaciones prematuras[/b]

Al paso que van las cosas, el porcentaje de recursos públicos que se destinará al pago de pensiones generosas va a representar un lastre demasiado grande para el Estado y algunas de sus instituciones descentralizadas. La mayoría de los que pasan por cargos importantes, como escaños congresionales, sindicaturas, regidurías, gobernaciones, etcétera, pretende pasar el resto de su vida a costa de los contribuyentes. En un país en el que muchos pueden morir por falta de insumos para diálisis en los hospitales, y en el que la comunicación telefónica desapareció de las escuelas por falta de pago, va en constante crecimiento el ejército de los pejes gordos que nadan en abundancia sin trabajar. La jubilación temprana y con gruesos cheques de gente en plena capacidad productiva debería ser motivo de alarma y debate.

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