CLAUDIO ACOSTA
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Rebelión reformista.- Empezaron bien temprano los reclamos, dentro del PRSC, de un cambio profundo tanto en su dirigencia como en su accionar dentro de la sociedad dominicana producto sin duda de la estrepitosa derrota sufrida en las urnas el pasado 16 de mayo, una reacción natural y lógica en cualquier partido político del mundo luego de una debacle de tal magnitud.
El diputado Ito Bisonó, junto a un grupo de dirigentes de la organización, ha tomado la voz cantante con una propuesta directa y a tono con la gravedad de las circunstancias: la actual dirigencia debe renunciar de inmediato para dar paso a una comisión de transición que organice elecciones internas anticipadas para escoger nuevas autoridades. Será mañana miércoles, en una reunión convocada para las 9:00, cuando los reformistas se sentarán a discutir y analizar lo que ocurrió, y porqué ocurrió, durante los pasados comicios, así como la candente propuesta del diputado Bisonó. ¿Qué puede salir de ese encuentro, un golpe de Estado contra Quique Antún y compartes? ¿Un mea culpa colectivo en el que cada quien asuma, de manera responsable, los errores cometidos? ¿Existe alguna esperanza para un partido que alcanzó un 24% del electorado en el 2,000 para después de ese momento, y tras la muerte del doctor Joaquín Balaguer, deslizarse por una pendiente hasta caer a menos de un 5%, convirtiéndose en un partido minoritario? ¿Cómo podrá sobrevivir, en el modelo clientelar que predomina en el sistema político dominicano, un partido que dejará de percibir de golpe y porrazo RD$200 millones de la JCE? ¿Hasta dónde es cierto que el presidente Fernández y su política de captación de dirigentes reformistas es el responsable de la virtual desaparición del PRSC? Toca a los reformistas, obligados a reaccionar si quieren sobrevivir a esta nueva etapa de su existencia como partido, dar respuesta a todas esas interrogantes, pero no hay que olvidar -los hechos están ahí- que nadie ha hecho tanto por la destrucción del mítico partido del gallo colorao que los propios reformistas.