Qué se dice

Qué se dice

Quienes esperaban un rechazo contundente, con la firmeza que le caracteriza, del licenciado Hatuey Decamps a la ley de Lemas, quedaron un tanto sorprendidos por la inesperada tibieza de su posición. Decamps, uno de los políticos que mejor administra su silencio, entiende que esa ley no es ni buena ni mala, que cumplió su papel en circunstancias históricas y políticas muy particulares, pero que en estos momentos luce inoportuna y fuera de lugar. El presidente del PRD insiste en que el problema no es si se aplica o no, en el próximo torneo electoral, la susodicha ley, sino la reelección presidencial, un objetivo que sus promotores están dispuestos a lograr a cualquier precio, como lo demuestra la modificación unilateral de la Constitución para permitir la repostulación del presidente Mejía. Imponer, a pesar del rechazo generalizado, la bendita ley de Lemas sería, según la lógica de Decamps, «paja para la garza», lo que ha venido a confirmar el mismo mandatario al declarar, con el desparpajo que le caracteriza, que si hay que imponer esa fórmula habrá que hacerlo, pues el poder es para usarlo. Definitivamente, el diablo sabe mas por viejo que por diablo.

[b]Un caso peliagudo[/b]

La Comisión de Indultos, deseosa de salvar su responsabilidad en la excarcelación del recluso Raúl Martínez Medrano, indultado el pasado 23 de diciembre a pesar de guardar prisión por el secuestro de un funcionario bancario, aclaró que el expediente que se le entregó no indicaba por ninguna parte que había sido condenado por ese delito. El procurador General de la República, Víctor Céspedes Martínez, ha defendido las actuaciones de esa comisión, de la que dijo fue sorprendida en su buena fe, por lo que no se le puede culpar por este nuevo escándalo. Nadie ha puesto en dudas las actuaciones de los miembros de esa comisión, ni tampoco la sinceridad de Céspedes Martínez, quien ha prometido indagar este caso hasta su total esclarecimiento. Pero lo cierto es que Martínez Medrano, muerto por la Policía al vincularlo al secuestro de un empresario nativo de Nagua y su amigo, fue condenado en el 2000 a 20 años de cárcel por asociación de malhechores, robo agravado, porte y tenencia ilegal de armas, y el secuestro del ejecutivo bancario Juan Francisco Beltré Pérez. ¿Por qué no se le entregó ese expediente a la Comisión de Indultos? Si el Procurador encuentra respuesta a esta pregunta, habrá resuelto tan peliagudo caso.

[b]La misma piedra[/b]

Dicen por ahí que el único animal (que nos perdonen los espíritus sensibles) capaz de tropezar dos veces con la misma piedra es el ser humano, el «bípedo implume» del que hablaba, con humanística pasión, don Miguel de Unamuno. Por eso tal vez sea injusto reprochar a los integrantes del llamado grupo de «Los Tres» el que se arriesguen, a pesar de la ingrata experiencia que los obligó a retirarse de la convención programada para el próximo 18 de enero, a sufrir una nueva decepción en sus tratos con el presidente Mejía, esta vez con la ley de Lemas como principal estandarte. Demás está decir, sin embargo, que Milagros Ortiz, Fello Suberví y Enmanuel Esquea son lo suficientemente grandecitos como para asumir las consecuencias de sus decisiones, por lo que nadie podrá impedir, si ese es su deseo, que vuelvan a subirse al tractor sin frenos del Presidente. Pero después, por favor, que no se quejen ni le amarguen la existencia al resto del país.

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