Mutismo en la JCE.- El doctor Roberto Rosario, presidente de la Junta Central Electoral, se la está poniendo difícil a los periodistas que cubren el tribunal de comicios, al extremo de que les está impidiendo realizar adecuadamente su trabajo. ¿Cuál es la queja? El funcionario, alegan, solo habla con ellos cuando quiere, donde quiere y únicamente sobre lo que a él le interesa, pero tampoco permite que nadie, absolutamente nadie, pueda dar ningún tipo de información, aun se trate de funcionarios con calidad y competencia para hacerlo, con lo que ha impuesto en el organismo una especie de ley mordaza que nadie se atreve a quebrantar.
El descontento de los reporteros que se ven obligados a trabajar en esas condiciones es generalizado, pues a ninguno los recibe ni mucho menos les coge una llamada, incluso se ha dicho que ha cambiado el número de su celular para que no lo molesten. Los reporteros dicen que el doctor Rosario solo habla en los actos públicos de la JCE, y que, al igual que el presidente Leonel Fernández, prefiere dar sus declaraciones en el extranjero, a donde viaja con mucha frecuencia. Si así es como están las cosas habrá que incluir al doctor Rosario en el club de los funcionarios que se resisten a interactuar con la prensa, a someterse a su escrutinio y a sus incómodas preguntas, un selecto club que preside el propio mandatario y al que recientemente ingresaron dos nuevos miembros: la Ministra de Educación, Josefina Pimentel, y el director de Migración, Ricardo Taveras. Tal vez se trata de una moda que empieza a ganar cuerpo en la administración pública o, en su defecto, de la comprensible tendencia de los subalternos a imitar el estilo y comportamiento de su jefe, pero alguien debe recordarle a esos funcionarios, empezando por el Presidente, que su condición los obliga a rendir cuentas de sus acciones y que los periodistas necios y preguntones solo tratan de ayudarlos a cumplir con ese sagrado mandato.