Matanzas y narcotráfico.- Al leer sobre los detalles y circunstancias que rodean el asesinato en un sector residencial de Santiago de tres ciudadanos colombianos y un venezolano, que las autoridades atribuyen, por sus inconfundibles características, a un ajuste de cuentas del narcotráfico, resulta inevitable pensar, como referencia inmediara, en la matanza de Paya, donde siete ciudadanos colombianos fueron ejecutados sumariamente para despojarlos de un cargamento de cocaína de mas de mil kilos –que por cierto nunca apareció– y una importante cantidad de dólares en efectivo que tampoco aparecieron.
A estas alturas podría parecer ocioso, y hasta redundante, llamar la atención de las autoridades sobre las implicaciones de un hecho de sangre que tiene muy preocupados a los santiagueros, pues lo cierto es que el narcotráfico hace tiempo que sentó sus reales en la sociedad dominicana y ya todos sabemos lo que es capaz de hacer. Nunca está demás recordar, sin embargo, la más importante lección que nos dejó la Matanza de Paya, por la que cumplen condenas siete miembros de la Marina de Guerra, pues podría ser de gran utilidad a quienes tienen la responsabilidad de dar con los culpables del cuádruple crimen de Santiago: la capacidad del narcotráfico de infiltrar los organismos de seguridad del Estado no conoce límites ni obstáculos.
La pregunta impertinente.- ¿Podrá conseguir el ministro de Trabajo Francisco Domínguez Brito, en su condición de nuevo presidente del Consejo Nacional de la Seguridad Social, que el gobierno devuelva los RD$2,000 millones que tan precipitadamente retiró de los fondos pertenecientes a la Administradora de Riesgos Laborales?