Ensañamiento. Hace poco más de dos meses el presidente de la Junta Central Electoral creyó quitarse de encima las presiones derivadas del reclamo de miles de ciudadanos hijos de haitianos nacidos aquí que exigen se les devuelva la nacionalidad dominicana de la que fueron despojados con el anuncio de que remitió todos esos expedientes, como quien se deshace de una papa demasiado caliente, a la Dirección General de Migración, y de ahí en adelante no ha permitido que ningún medio le toque el tema bajo el alegato de que se trata de un asunto que ya está fuera de su jurisdicción.
Pero luego de que el director de esa dependencia, el doctor José Luis Taveras, negó haber recibido notificación alguna del tribunal de comicios traspasándole el problema que representan esos poco más de 20 mil hijos de haitianos que dicen ser legalmente dominicanos, se impone una explicación del doctor Roberto Rosario.
¿Pero qué nos va a decir el presidente de la JCE? ¿Qué se confundió? ¿Qué los expedientes se traspapelaron? ¿Qué María estaba lavando y se le acabó el jabón? Es difícil entender el ensañamiento del doctor Rosario con esos hijos de haitianos a los que se aplicó de manera retroactiva la constitución del 2010, lo que los convirtió en ciudadanos de ninguna parte, como tampoco se entiende que se quiera compensar el gran tollo migratorio que existe en el país desde hace décadas haciéndoles pagar a un precio tan alto la histórica indolencia que ha permitido que los haitianos entren a territorio dominicano como Pedro por su casa, se queden el tiempo que quieran, formen familia, procreen descendencia y nadie con autoridad los moleste o se les acerque para regularizar su situación migratoria.