¿Más impuestos?-. Confieso que me encontraba entre los convencidos de que el gobierno, este gobierno, no cumplía con la ley que dispone que se invierta un 4% del PIB en educación porque simple y sencillamente no le daba la gana, sea porque no cree en la utilidad práctica de ese tipo de legislación en la compleja gerencia de un Estado moderno o porque, como dijo un día que se levantó con el pie izquierdo el secretario de Educación Melanio Paredes, no se sabría en qué gastar esos recursos; sin embargo, el Secretario de Economía, Planificación y Desarrollo, Temístocles Montás, acaba de sacarme de ese error: lo que ocurre es que el gobierno, este gobierno, no cuenta con suficientes recursos para construir el Estado fuerte y eficiente que nos merecemos, que pueda invertir en la solución de nuestras más urgentes necesidades, entre ellas cumplir a cabalidad con el mandato de esa importante ley, para todo lo cual necesita mayores ingresos fiscales, léase más impuestos. ¡Y yo que de mal pensado concluí de inmediato que esos nuevos impuestos serían para gastarlos en nominillas, en pagar los cuchimil (en realidad son mas) cónsules y vicecónsules nombrados allí donde no son necesarios, en comprar jeepetas para que nuestros funcionarios, aún aquellos de tercera categoría, anden bien montados, en redecorar, remodelar o reconstruir (depende del nivel de parejería) los despachos de los secretarios de Estado, en celebrar concurridos seminarios donde todos se ponen de acuerdo para darle la vuelta a los problemas y cambiarles el nombre, en organizar nutridas giras al exterior, en primera clase off course, a participar en cumbres, cónclaves o cualquier chercha globalizada siempre y cuando haya de por medio hoteles cinco estrellas, buena comida y mejor bebida; en fin, en mejorar la calidad de vida de los privilegiados ciudadanos que pertenecen a eso que algún día será llamado (no hay mal que dure cien años…) el comesolismo gobernante!