Leonel y su circunstancia.- Entre el cinismo legalista del doctor Roberto Rosario, quien afirma que la Junta Central Electoral no ha actuado para impedir el evidente abuso de los recursos del Estado en favor de los candidatos del PLD porque el organismo no ha recibido una queja fornal de ningún partido, y el orteguianismo tropicalizado (no encontré otra forma de calificarlo) del doctor Julio César Castaños Guzmán, quien considera que la inequidad que alegan los partidos de oposición que se sienten perjudicados con el despliegue de recursos públicos en favor de los candidatos oficialistas es producto de circunstancias de la vida, hay mucha tela por donde cortar, pero vale decir, para no darle muchas vueltas, que ambas expresiones constituyen dos formas distintas de justificar lo mismo: la debilidad del tribunal de elecciones frente a un Poder Ejecutivo avasallante.
Cuando el presidente Fernández inaugura en el interior del país una obra pública, y acto seguido pasa a juramentar, junto a su numerosa corte, a un grupo de dirigentes de partidos de oposición que decidieron dar el salto de garrocha de los tránsfugas, está abusando de la circunstancia —para decirlo como le gusta al presidente de la JCE— de ser al mismo tiempo Presidente de la República, presidente y líder del PLD y sabrá Dios cuántas cosas mas en el país más presidencialista de la bolita del mundo. Y eso, como sabe mejor que nadie el doctor Leonel Fernández Reyna, le hace un daño terrible a la democracia dominicana, aunque en el tribunal de elecciones prefieran mirar para otro lado para no darse por enterados o, simplemente, para no tener que reconocer que no están en capacidad de impedir que se imponga la voluntad del Príncipe en su inocultable afán de conquistar a cualquier precio poder y dominio.