Qué se dice

Qué se dice

Ocurrió otra vez.-  A ustedes, al igual que a quien les escribe, la denuncia les va a resultar familiar, simple y sencillamente porque el despojo se ha repetido  tantas veces, se viene produciendo desde hace tanto tiempo,  que ha devenido en  costumbre, una infame costumbre que practican los políticos en su condición de insaciables depredadores del erario, siempre dispuestos a servirse con la cuchara grande desde que se presenta la primera oportunidad.

Un grupo de representantes de 150 familias residentes  en Guachupita montaron el pasado miércoles una ruidosa protesta frente a las oficinas del Ministerio de Interior y Policía, alegando irregularidades en la asignación de 150 viviendas que el gobierno ordenó construir en la comunidad del Higuero, en Santo Domingo Norte,  luego de que ocho personas –siete de ellas de la misma familia– murieran aplastadas en un deslizamiento de tierra ocurrido en el sector Jarro Sucio en el 2008. En esa ocasión, representantes de Barrrio Seguro realizaron un censo para determinar cuáles eran las familias que vivían en condiciones más vulmerables a nuevos deslizamientos, con el propósito de sacarlas de allí y dotarlas de nuevas viviendas en un lugar más seguro y confortable.

¡Un hermoso gesto digno de aplauso y reconocimiento! Pero ya se sabe lo que ocurre con la dicha en casa de pobre. Grande fue la sorpresa de esa gente, que sigue viviendo al filo  de la desgracia, cuando a la hora de darse a conocer la lista de los agraciados con un nuevo techo descubren que, en su mayoría, fueron  excluídos del reparto. Un activista comunitario que sirvió de vocero al grupo explicó a los periodistas que las casas han ido a parar a manos de familiares y amigos de los “compañeritos” de Barrio Seguro, cuya filiación política es fácil de adivinar.

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