Qué se dice

Qué se dice

CLAUDIO ACOSTA
c.acosta@hoy.com.do
La última garata.- Tal parece que el nuevo sistema de transmisión de datos a través de escáneres será el motivo de un nuevo escarceo entre los partidos políticos y la Junta Central Electoral. 

¿Dónde está el problema? Los partidos de oposición, desde el PRD hasta el PAP que lleva como candidato al general® Pedro de Jesús Candelier,  desconfían de la nueva forma de transmisión, cuyas pruebas, aunque han sido definidas como “exitosas” por la JCE, no han sido del todo convincentes para los delegados técnicos de esos partidos,  a lo que se suma el hecho de que una parte importante de los equipos que se utilizarán el día de las elecciones todavía no se encuentra en el país,  lo que genera una gran incertidumbre sobre su utilización, faltando tan poco tiempo para el día de las votaciones, y el personal que los utilizará, que apenas tendrá tiempo –se alega– para aprender a utilizarlos de manera correcta.  El candidato del PRD, el ingeniero Miguel Vargas Maldonado, ha querido curarse en salud sugiriendo al tribunal de comicios que se olvide de esos equipos y vuelva al viejo y conocido método, pero la JCE, que ya ha invertido cuantiosos recursos en la nueva tecnología, dice que no hay vuelta atrás y que su utilización tiene el carácter de lo irreversible. ¿Tienen justificación las aprensiones de los partidos de oposición? ¿Vale la pena sopesar la sugerencia del candidato perredeísta de que, ante las dudas y la incertidumbre, dejemos a un lado los ya famosos escáneres? El doctor Roberto Rosario, presidente de la Cámara Administrativa, ha pedido a los partidos que han hecho reparos a  la nueva tecnología que tengan paciencia, que esperen la prueba que se realizará el próximo día 10, que será a nivel nacional y se espera que ya estén en el país los  escáneres que faltan, para tomar cualquier decisión al respecto. Confiemos en que todo este alboroto sea producto de la natural desconfianza que genera lo nuevo, el cambio de metodología, en un asunto de tantas implicaciones como unas elecciones generales, lamentando que una vez más nuestra inveterada costumbre de dejarlo todo para última hora, casi al filo  de lo imposible, nos cree estas situaciones.

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