Qué se dice

Qué se dice

A quien Dios se lo dio….-  Cuando se habla de inequidad, de que en República Dominicana, a pesar del cacareado crecimiento económico del que se ufana  el gobierno, sigue creciendo  sin parar el tamaño de la brecha que separa a los que tienen mucho de los que no tienen prácticamente nada, no siempre se aporta el ejemplo adecuado que permita ilustrar en la práctica, con hechos verificables, esos contrastes tan notorios entre unos y otros que, dicho sea sin ánimo de mortificar, son el abono ideal para los conflictos sociales. Por eso es imposible pasar por alto el hecho de que, en medio de los reclamos y exigencias (ya  se habla  de una huelga general para la próxima semana) de los sindicatos  por un mejor salario, de escuchar  quejas por aquí y por allá de que el dinero no alcanza para nada,  nos enteremos   de que no todos estamos pasando el Niágara en bicicleta, como diría Juan Luis, cual es el caso de los empleados y funcionarios de la   Superintendencia  de Bancos favorecidos recientemente con un aumento del 15% que llevó el salario del Superintendente, Haivanjoe Ng Cortiñas, de RD$717,523 a RD$825,152, para un aumento de RD$107,629. No tengo dudas de que aparecerán quienes defiendan y justifiquen que en este pobre y jodido país un funcionario público se embolsille un salario de esa magnitud, tan distante como el cielo a la tierra del salario mínimo por el que tantos se rompen el lomo,   pues lógico es que los que disfrutan de la fiesta solo tengan palabras para decir lo bien que la están pasando. Y como esa situación no hay forma de cambiarla porque más allá de los discursos  y  la retórica desarrollista evacuada en congresos y seminarios de lo que realmente se trata es de perpetuar un  estado de cosas del que los políticos también son beneficiarios, a quien les escribe no le queda mas remedio que felicitar a los agraciados, que como todos sabemos no son tan solo los privilegiados funcionarios y empleados de la Superintendencia de Bancos.

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