Qué se dice

Qué se dice

Las declaraciones del senador Andrés Bautista, mostrándose partidario de que la llevada y traída reforma fiscal incluya, como compensación al impacto que supondrá para nuestros escuálidos bolsillos, un alza salarial tanto para el sector público como para el privado, ha disparado algunas alarmas, sobre todo entre aquellos que dicen estar convencidos de que las bellaquerías a las que nos acostumbró el PPH continuarán «con más fe» a partir del 16 de agosto, cuando el escenario de confrontación se traslade al Congreso Nacional, donde el PRD -)o habría que decir, para ser más precisos, el PPH?- conserva una determinante mayoría. )Juega el astuto senador mocano a la demagogia, aprovechándose de un tema tan delicado? Puede que si, puede que no. Mientras tanto, tome nota de las declaraciones del próximo presidente del Senado, según las confiadas expectativas del PPH, e inscríbalas en la lista de los malos presagios.

[b]Coincidencias[/b]

Hay que considerarlo, hasta prueba en contrario, como una simple coincidencia, aunque se trate de ofertas tan sospechosamente generosas. No bien se anuncia, desde el Palacio Nacional, que la Fundación Luz Riggio y la institución Saratoga International Investmen invertirán en el país, en los próximos tres años, 100 millones de dólares en la construcción de 10,000 viviendas de concreto, 200 escuelas, un hospital e importantes obras de infraestructura en Jimaní, cuando 24 horas después nos enteramos de que empresarios estadounidenses proyectan invertir en Santo Domingo mil millones de dólares en un centro de entretenimiento, que incluiría un estudio para filmación de películas, una plaza comercial, varios resorts, una universidad para las artes, un casino y un parque de tecnología. Sería, según explicaron los inversionistas, una especie de Epcot Center o Universal Studios, pero en República Dominicana. )Será verdad tanta belleza?

[b]La soledad de doña Milagros[/b]

Doña Milagros Ortíz Bosch se queja de que la sociedad dominicana la ha dejado sola en sus esfuerzos, hasta ahora infructuosos, por regular las tarifas de los colegios privados. La «indirecta» de doña Milagros va dirigida, fundamentalmente, a los padres que se viven quejando de los altos costos de esos colegios, pero que a pesar de eso tampoco se animan a denunciarlo formalmente ante la secretaría de Educación. El argumento de la vicepresidenta tiene sus méritos, pero lamentablemente no dice toda la verdad; es cierto, como asegura doña Milagros, que los padres no se animan a denunciar esas alzas, consideradas abusivas, pero también lo es que la cartera educativa carece de los mecanismos que obliguen a esos colegios a respetar los parámetros establecidos en la categorización. )Tiene algún sentido quejarse para que luego no se pueda hacer absolutamente nada para corregir el abuso denunciado? Con razón se siente tan sola la secretaria de Educación.

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